Sobre la felicidad (o qué haría si ganara el baloto)

A veces, cuando me asusta mucho la situación, pienso en comprar el baloto. No lo he hecho porque primero me duele gastar $5500 que me sirven para los buses, y segundo porque siento que sería un poco como hacer trampa con la vida si me lo llegara a ganar.
Pero no puedo negar que he pensado qué haría con tanto dinero: pagar deudas, donar parte del dinero a alguien que lo necesite, comprar cosas para mi familia y amigos, viajar, estudiar... bueno, lo que todo el mundo "haría" si tuviera tanto dinero de golpe.
Estos días, después de planear todo lo que haría con tanto dinero, me puse a pensar que todo el tiempo estamos esperando algo para ser felices: el trabajo soñado, las vacaciones soñadas, la persona soñada, los hijos soñados; todas estas cosas que vendrán después. Vivimos aplazando la felicidad como si fuera un premio, y dejamos pasar los instantes. Siempre esperamos el momento perfecto para arriesgarnos, para hacer ese viaje que siempre quisimos hacer, para hablarle a esa persona que nos importa, para dejar ese trabajo que se vuelve cada vez una carga más pesada. Y olvidamos que los momentos perfectos no existen. Que el futuro es una cosa que construimos a punta de planes, pero que no sabemos si se van a cumplir. Que la vida es un conjunto de instantes presentes, tan cortos como un parpadeo.
El problema es que ver lo que tenemos, lo que somos, lo que hemos construido para llegar a este presente nos aterra. Porque este presente es el futuro que tantas veces soñamos, y muchas veces no coincide con el sueño. Nos asusta ver que nos salimos del plan. Y seguimos aplazando para lo que vendrá: para las vacaciones, o la jubilación, o cualquier otro después.
Y la felicidad está ahí, solo tenemos que abrir los ojos. Estar dispuestos a hacer las cosas que nos hacen felices, que no siempre son fáciles o sencillas, que siempre traen riesgos. A la final, no importa si cumplimos el plan, si logramos esas cosas soñadas, porque si buscamos afuera, nunca será suficiente. Lo único que vale la pena es disfrutar el camino. Cómo cuando eramos chiquitos y nos importaba ganar o perder, pero lo que más disfrutábamos era jugar.
En este momento no creo que la vida me tenga preparado algo mejor, o algo peor. No creo que deba esperar a que me descubra alguien, o llegué a mi puerta el contrato de mi vida, o el viaje de mi vida, o la persona de mi vida. En este momento creo que la vida es un fluir constante, dónde todo es posible, y dónde todo está ahí, dónde somos los únicos dueños de nuestra felicidad. La vida continúa, igual si nos quedamos sentados a verla pasar, o si decidimos navegar con ella.
Esperamos el baloto porque creemos que la felicidad llega cuando todo está resuelto. Y el único momento en que todo está resuelto en esta vida, es cuando ya no hay vida.
Atrevámonos a ser felices. A estar aquí. Porque no importa lo mucho que hayamos preparado el futuro: las cosas se pueden resolver a la vuelta de la esquina. 

Comentarios

  1. Después de leer, me doy cuenta que no soy la única a la que le duele gastarse la platica en el baloto ;)

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