Sobre la pasión

Ya llevaba un tiempo sin montar en bici (vacaciones, enfermedad ya superada, bici en reparación) y volver a ella hace un par de días fue toda una revelación. No es que me haya iluminado ya, ni nada, pero si me hizo pensar en las cosas que disfruto mucho, que me hacen sonreír y me hacen feliz sólo con hacerlas. También volví a la guitarra, que hace que la piel se me erice, me deja sonreír y hacer cosas a pesar del cansancio y de la desesperanza. Que me hace feliz, por el hecho simple de poder permitir tanta magia pasando a través de mis dedos, de mis oídos, de mi corazón y me recuerda que no puedo permitir que la vida se me escape por estar persiguiendo estabilidades que son ilusorias e impermanentes, mientras lo importante siempre está al alcance del corazón. Recordé todas las noches que dormía sólo tres o cuatro horas para poder estudiar guitarra, o cuando me levantaba a las cuatro antes de ir para el colegio para ensayar y cuando cerraba los ojos veía partituras. Y las tardes que me quedaba leyendo hasta que había poquita luz y mi mamá me regañaba porque me iba a "gastar los ojos" (tan capaz que tenía razón, como siempre la tiene ella) Me puse a pensar en la gente con la que me gusta conversar, a la que quiero y a la que admiro. La que me seduce. La que me gusta. Y todos esos seres maravillosos tienen en común esa cualidad: Son apasionados por algo, por un montón de temas absolutamente diversos, pero que me han enseñado que todo está conectado y es increíblemente maravilloso. Cómo la composición química del caramelo esta conectada con la composición musical. Cómo una papa puede ser tan apasionante como un libro de misterio. Entonces me puse a pensar de nuevo por que, si tenemos tan claro todas esas cosas que nos gustan, que nos erizan la piel y nos impulsan hacia adelante, le huimos a perseguir esos sueños que nos dan la felicidad. Por que nos llenamos de excusas para empezar a aprender a bailar o cocinar, insistiendo en las rutinas que nos aletargan, que nos dan la sensación de que el tiempo es eterno por ser siempre igual. Y efectivamente es eterno. Los que estamos de paso somos nosotros. Sólo que nos da miedo no ser lo suficientemente talentosos, o lo suficientemente buenos, o que nos vayamos a morir de hambre por dedicarnos a hacer muñequitos en plastilina, y preferimos quedarnos mediocres en un trabajo que no nos exige brillar, sino apenas respirar y hacer lo estrictamente necesario. 
¡Celebremos la pasión, ese bicho tan raro que nos enloquece sólo para dejarnos brillar, y nos deja sonreír después de trabajar más de ocho horas, porque no sentimos el peso del trabajo!
Como dice Miguelito: "Si bueno, trabajar para ganarse la vida, claro. ¿Pero por qué esa vida que uno se gana tiene que desperdiciarla en trabajar para ganarse la vida?"*

* Miguelito el de Mafalda, porque Quino es un genio para decir las verdades más grandes con las frases más sencillas.

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